Somos la tercera generación de heladeros de nuestra familia. En los años 70.

En 1970, llega a Málaga nuestro padre, Luis Cremades, fundador de esta casa heladera. Con su maleta llena de ideas y conocimiento del mundo del helado, abre su primer local en el popular barrio de la Cruz del Molinillo en el año 72.

La tradición heladera se remonta a los años treinta en Valencia donde nuestra bisabuela Timotea abrió su primera heladería. Los inicios heladeros de nuestro padre comienzan en su pueblo natal, Tibi, (Alicante). Sale a “helar” por primera vez, con catorce años, a Alcázar de San Juan con una familia de Jijona, Mercedes y Feliciano “El lluminer”. Sigue su aprendizaje en otros lugares como Campo de Criptana o Gijón. Su recorrido, por diferentes y prestigiosas familias heladeras, hace que adquiera el amplio conocimiento en la elaboración artesanal del helado. Allí, aprende el oficio heladero que generación tras generación ha conseguido la gran calidad en fabricación y venta que actualmente le podemos ofrecer.

A su llegada a la capital de la Costa del Sol, tiene la suerte de comenzar su aventura empresarial gracias al aval económico de la familia Azcoitia, con la que había trabajado años atrás. Poco a poco, con gran esfuerzo y trabajo, consigue independizarse y asentar su negocio en la ciudad de Málaga.

En aquellos tiempos, el negocio sigue evolucionando, se deja la distribución al por mayor para seguir perfeccionando las fórmulas heladeras y dar la exclusividad del consumo únicamente en su local.

En la actualidad, nosotros, sus hijos, seguimos con el artesanal y tradicional negocio de los helados, fabricando diariamente con productos frescos y de calidad. Uniendo la innovación y la tradición con el sabor de siempre.

Hoy en día, tenemos dos heladerías, una en el Palo y la otra en Pedregalejo. Ambas situadas en el propio paseo marítimo, lo que nos convierte en la única heladería artesana y tradicional de la capital en la que es posible degustar un sabroso helado en primera línea de playa.